Hace mucho
que no los invitaba
a una rueda de Matecitos,
a una rueda de Matecitos,
y haciendo honor al nombre
de
estos matecitos,
espero que me perdonen.
Las
conclusiones que compartiré con ustedes, surgieron de una reunión de amigos,
del Domingo pasado, en la cual meditamos y compartimos conceptos desde un punto de vista espiritual.
“Perdonar
es la elección consciente de abandonar la bronca y el resentimiento”.
“Resentimiento”
viene de re-sentir, que significa sentir una y otra vez el sufrimiento
original.
Perdonar significa olvido emocional. No es
estar de acuerdo con lo que pasó.
¿A quien
beneficia el Perdón?
Solemos
creer que el Perdón es un acto de misericordia hacia el Prójimo, pero si
observamos los efectos nos daremos cuenta que es un acto de liberación para
nosotros mismos.
Y... ¿que
decir de cuán difícil suele resultar perdonarnos a nosotros mismos, cuando
sentimos culpas por algo que hicimos, dejamos de hacer o pudimos haber hecho de
otra forma?.
¿Cómo
capacitarnos para poder Perdonar?.
Estuvimos
de acuerdo en que trabajar en el desarrollo de nuestro pensamiento espiritual nos capacita para poder
perdonar y perdonarnos
El Perdón
es un compromiso con la responsabilidad y la libertad. La responsabilidad de
trabajar sobre los pensamientos y sentimientos que aparezcan. La libertad de
elegir en qué forma interpretar nuestras circunstancias, con la mente y el
corazón abiertos.
El Perdón
cambia nuestra visión del pasado, modificando las consecuencias en nuestro
presente y futuro y en todos aquellos en los cuales repican nuestras vidas.
Un
excelente y actual ejemplo de los efectos que tiene el perdón en uno mismo, en
nuestro entorno, y en el mundo podemos
verlo en la película INVICTUS, sobre la vida de Nelson Mandela, luego de ser excarcelado.
Finalizaré
esta rueda de mates, con el poema que dio nombre a la película y que sostuvo a Mandela durante sus 27 años en
la cárcel, no siendo vencido ni por el rencor ni por el resentimiento.
"Aquí en la noche que me cubre,
oscura como abismo de polo a polo,
les agradezco a los dioses que pueda haber
por mi alma inconquistable.
Al caer en la trampa de las circunstancias
no he sollozado ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza sangra pero está erguida.
Más allá de este lugar de furia y llanto
aguardan los horrores en la sombra,
y aun así la amenaza de los años
me encuentra y va a encontrarme, sin temor.
No importa que tan fuerte sea la reja,
cuán cargado de castigo sea el decreto.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma."
"Invictus" es un poema breve por el poeta William Ernest Henley (1849–1903). Escrito en 1875, fue publicado por primera vez en 1888